Space Jam: Una nueva era. Un éxito de taquilla y un fracaso estruendoso de crítica. ¿Qué ocurrió?

Space Jam: Una Nueva Era fue el éxito de taquilla del fin de semana. Pero también centro de todo tipo de críticas. En especial, de los que acusan a la película de abusar del recurso de lo metarreferencial.

Space Jam: Una nueva era de Malcolm D. Lee, fue el éxito de taquilla del fin de semana. Pero también, centro de todo tipo de críticas. En especial, de los que acusan a la película de abusar del recurso de lo metarreferencial. De la misma forma que su predecesora, el film es una combinación de guiños y referencias en una historia sencilla. Solo que, en esta ocasión, la línea entre la celebración de personajes, mitologías pop y simple marketing se hizo más borrosa y menos precisa que nunca. 

Space Jam: Una nueva de Malcolm D. Lee se convirtió en un éxito de taquilla. Incluso, logró destronar a Black Widow de Marvel de la preferencia del público en salas. Se trata de un logro de considerable importancia. La producción protagonizada por Scarlett Johansson, es la primera de la franquicia marvelita en llegar a la pantalla grande en casi año y medio. 

Además, la secuela de Space Jam corrió el riesgo de intentar repetir el logro de la original. Lograr que una película experimental mezcla el live action y animación, además de ídolos deportivos, resultara exitosa. Lo logró, en la medida que la película tomó los puntos más altos de la original y los reversionó a una dimensión nueva. El regreso de los personajes de Warner en a universo de referencias cada vez más amplio y caótico, reverdeció el concepto central de la original.

No obstante, la película también resultó una decepción para buena parte de la crítica especializada. Para la fiel audiencia que volvió a los cines con una singular fidelidad protagonizada entre otros, por la estrella Michael Jordan. ¿El motivo? Más sutil del que parece, pero en especial, más complicado de lo que podría esperarse de una película sencilla. Space Jam: Una nueva Era, aunque usó los mismos trucos y golpes de humor de la original parece haberse excedido en lo esencial. 

Y aunque la premisa es la misma, hay algo artificioso y potencialmente confuso en la forma en que Warner desarrolló el nuevo argumento. En 1996, el film de Joe Pytka se convirtió en un éxito generacional que sobrepasó las expectativas más optimistas. 

Lo que parecía un audaz experimento sin demasiadas pretensiones, terminó por convertirse en la película que creó un estilo propio. Había algo de inocente en la forma en Pytka mezcló a los queridos Looney Tunes, con un equipo de estrellas deportivas. El resultado fue satisfactorio para todos los gustos y logró ganar identidad propia, a pesar de la posibilidad que la multiplicidad de referencias fuera contraproducentes. 

Sin embargo, la película tenía algo a su favor: la originalidad. El ejercicio sencillo de combinar dibujos animados con los astros más queridos del Básquetbol norteamericano, tuvo un resultado ingenioso. De modo que Space Jam: Una nueva era, tenía el extraño compromiso de mantener vivo el espíritu original. Además, agregar todo un acelerado recorrido por las mitologías modernas y disfrutar de la nueva libertad de mostrar nuevos ángulos de una historia conocida. 

Pero, no solo no lo logró, sino que el resultado parece ser un artificioso y desagradable que tuvo críticas negativas casi unánimes. Las más amables, insisten que la película es una “mala copia” de la original. Las más agresivas, que el exceso de referencias terminaron por destruir la dinámica de chistes y buen humor de su predecesora. ¿En qué falló la película? Más bien, cabría preguntarse cuál fue el error en un delicado equilibrio que parece incapaz de sostener en esta ocasión.

Space Jam: Una nueva Era, una caída al desastre 

Lo sorprendente de las críticas que ha recibido Space Jam: una nueva era, es el hecho que todas apuntan a que el problema es la ruptura de algo fundamental. La primera película sorprendió y conquistó a una buena parte de la audiencia con su humor absurdo e inocente. Había algo en esencia inocente en las bromas disparatadas, en la premisa entera. 

La segunda, siguiendo la usual tendencia de Hollywood de doblar la apuesta en las secuelas, es más ruidosa, costosa y larga que la original. Aumentar el universo de Warner hasta niveles imposibles, al parecer ha creado una versión de la inofensiva Space Jam más relacionada con el éxito corporativo. Y por extraño que parezca, allí radica su fracaso. 

Porque lo que fue en el ’96 una jugada magistral e inesperadamente brillante de referencias de todo tipo, en el 2021 es un juego cargado de trampas. Luego de películas meta referenciales como la saga Shrek y la duología Ralph, el demoledor, la secuela de Space Jam sabe a poco. 

Y no por su carencia de mensajes y chistes basados en la cultura popular, sino justamente por la forma exagerada en que los usó. Space Jam. Una nueva era, se esforzó hasta el límite por crear una experiencia en que Warner se convirtieran en el centro del argumento. Tanto, como para traer todo tipo de rostros, voces, guiños, pero sin la tensión o el ingenio suficiente para resultar divertido. 

Lo más desconcertante: la película carece de humor. O al menos, no el humor trivial, hilarante y excesivo de su primera parte. El film es una promoción descarada y sin límites a la propiedad intelectual de Warner Bros. El truco de incluir personajes, referencias y nostalgia, podría funcionar con un argumento más firme. O al menos, con la posibilidad que se sostenga sobre un tipo de juego intelectual que pueda incluir al público. 

Como ocurrió en Ready Player One, el excesivo uso de material de referencia, diluyó a la película en una mezcla inconsistente de nostalgia. Más allá de eso, Space Jam: Una Nueva era es también una descarada forma de autopromoción sin sustento real. Si la película original había sido una travesura fílmica que resultó en un producto consistente, su secuela traiciona su esencia. De gran celebración a la cultura pop, Space Jam se convirtió en una simple colección de clichés sin demasiado interés. 

Space Jam: una nueva era, nada que aportar a una idea más amplia

SPACE JAM: A NEW LEGACY, (aka SPACE JAM 2), Bugs Bunny (voice: Jeff Bergman), 2021. © Warner Bros. / Courtesy Everett Collection

Los críticos también comentaron que a diferencia del deslumbrante, encantador y amable Michael Jordan de la original, la leyenda de la NBA LeBron James. De hecho, el equipo entre Looney Tunes y celebridades deportivas, en esta ocasión sabe a poco. 

De hecho, la crítica de New York Post, es la que parece poner el dedo en el lugar sensible de este fracaso monumental. “Mientras LeBron recluta a su equipo, Warner Bros. nos hace ver un largo anuncio de HBO Max. Mad Max, Austin Powers, Rick y Morty, Batman, Harry Potter, Casablanca y más aparecen en la pantalla en un montaje. Una manera de presumir sobre el extenso catálogo del estudio. Es una de las muchas estrategias del director Malcolm D. Lee para evitar desarrollar personajes o tener escenas divertidas”

¿Cuándo la meta referencia y los guiños a la cultura pop son demasiados? En la muy querida Ralph el demoledor la combinación hace reír por su intención de burla. Space Jam: Una nueva era, se toma muy en serio. Al final, con su 32% de críticas positivas en Rotten Tomatoes y una calificación de 3.7 / 10 en IMDb, la película es un fracaso de crítica. Pero también, una lección. A veces, demostrar el poder en Hollywood puede ser una forma de romper un delicado diálogo con el público. Como parece haber sido el caso de Space Jam: Una nueva era. 

Aglaia Berlutti

Aglaia Berlutti es abogada, fotógrafa y escritora, ha dedicado buena parte de su trabajo profesional en ambas disciplinas a la profundizar en la iconografía femenina, con especial énfasis en la mujer que crea y la divinidad femenina. Actualmente se desempeña como profesora de Autorretrato, fotografía en Film e historia de la fotografía en Venezuela en la Escuela Foto Arte, fotógrafa independiente y editora en la revista dedicada a la temática del horror Penumbria de México.

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