Las películas más relevantes de 2022

El 2022 fue el año que demostró el incansable poder del cine. También, toda una nueva colección de grandes producciones que celebran el lenguaje cinematográfico a un nivel por completo nuevo. 

El año 2022 comenzó como una incógnita para el mundo del cine y terminó por ser, el de la gran recuperación de la Industria. En especial, luego que se temiera por su supervivencia misma del mundo del cine. El efecto en cadena de la emergencia sanitaria de la pandemia puso en entredicho no solo la forma en que lo cinematográfico podía sobrevivir. También, a cómo podría recuperar su lugar en el ámbito siempre en evolución de la cultura pop. ¿Podría superar la amenaza del streaming en su conjunto? ¿Sería capaz el cine de vencer dos años de aplazamientos en estrenos y retrasos?

No solo lo logró, sino que también mostró un nuevo rostro que sorprendió por su diversidad, amplitud y nuevas propuestas. El 2022 celebró lo esencial del cine a un nivel tan asombroso como para dejar su huella en la historia cinematográfica de las próximas décadas. Desde esperadas secuelas hasta las más aclamadas versiones sobre historias conmovedoras, emocionantes y aterradoras. Lo más relevante de Hollywood durante el año es un recorrido por sus puntos más poderosos y también, todo un mensaje sobre su permanencia.

Te dejamos un recorrido por las producciones más importantes, fundamentales y singulares de un año conmovedor en que el cine demostró su poder. Más que eso, su capacidad para sobrevivir a una crisis de considerable envergadura que dejó claro que el séptimo arte, todavía tiene mucho que decir para el futuro.

Avatar 2: el sentido del agua 

La esperadísima secuela del éxito del 2009, no es solamente una obra de arte a un nivel que sorprende por su envergadura visual. También es una historia conmovedora y renovada que brinda un nuevo aliento a la futura franquicia que se extenderá en cinco películas.

Se trata de un recorrido a través de un universo por completo nuevo que elabora una nueva versión sobre la concepción de lo natural, el bien y el mal. Por si eso no fuera suficiente, regresa al escenario de Pandora desde un punto de vista mucho más amplio y espléndido que el film original.

Pero la obra de James Cameron rebasa la mera idea de ser un nuevo comienzo para una de sus historias predilectas. Es un experimento a una escala gigantesca que incluye desde una audacia creativa que deslumbra, hasta decisiones narrativas brillantes. Avatar 2: el sentido del agua, recuerda todo lo mágico, singular y profundo de un mundo sostenido sobre un mensaje elaborado y bien construido.

Si la película original fue criticada por su simplicidad y endeble argumento, su secuela supera con creces sus anteriores puntos bajos. El resultado es una épica casi espiritual sobre la importancia de la búsqueda de la identidad, el amor y el fundamental poder de la esperanza. Todo, claro, bajo el empaque de una obra de ciencia ficción dura que resulta asombrosa por su valor esencial.

The Batman

El regreso del cruzado de la capa de Gotham al cine no pudo ser más elegante, poderoso y siniestro. Una combinación que permitió a Matt Reeves brindar al personaje una nueva profundidad que sorprendió al público y la crítica. El Batman interpretado por Robert Pattinson atraviesa cuitas morales de todo tipo y se sostiene sobre una sofisticada reinterpretación moral de aristas novedosas.

Mucho más joven que cualquiera de sus predecesores, es también el más cercano al monstruo vengativo que podría haber sido antes o después. Un espectro que recorre la ciudad que intenta proteger desde la oscuridad, el terror y lo inquietante de la naturaleza de la justicia con propiedad y solidez.

El resultado es un film que bebe de los códigos del cine de terror para contar una historia de origen dolorosa y pausada. También, un recorrido por la juventud de un héroe a mitad de camino entre el vengador y la obsesiva búsqueda de la justicia. Con influencias de David Fincher y un ritmo maduro, The Batman resultó una combinación fascinante entre distintas facetas del héroe. Al mismo tiempo, un triunfo para DC que podría tener una repercusión mayor de lo esperado en el futuro.

Crímenes del futuro

David Cronenberg es experto en crear monstruos. Pero esta vez, también logró construir una sociedad distópica en el que la belleza es una forma de dolor y una búsqueda desesperada de identidad. Entre ambas cosas, su más reciente película y quizás, una de las más sofisticadas de su filmografía, repugna y sorprende a partes iguales. Este recorrido enigmático a través del cuerpo como emblema del horror, pero también, de un tipo de vínculo emocional depravado, no es fácil de comprender.

Pero quizás, ese sea su mayor mérito. Saul (Viggo Mortensen) es un hombre que padece un insólito padecimiento que hace que su cuerpo produzca órganos innecesarios y grotescos. Su esposa, Caprice (Léa Seydoux), los extrae con un deleite impío, en operaciones quirúrgicas que tienen mucho de ritual erótico. Entre ambas cosas, la película es una combinación de horror corporal y crítica social, que atraviesa espacios inquietantes y violentos con una frecuencia de pesadilla.

Cronenberg, obsesionado con la belleza de lo monstruoso, encuentra en su película una versión portentosa de lo asombroso. También, una conexión visual y argumental entre lo grotesco y lo sofisticado que da, como resultado, un espacio inexplicable. Pero es esa raíz del poder, lo poderoso y lo visualmente angustioso, lo que brinda al film sus mejores momentos. También, sus puntos más altos y lóbregos. Un triunfo de un tipo de cine inclasificable que fue uno de los grandes momentos del 2022.


Pinocho de Guillermo del Toro

La versión de Del Toro del cuento clásico para niños es oscura, tétrica y dolorosa. Pero también, es de una belleza poderosa que convierte al relato en algo más que una fábula con moraleja. Pinocho, reconvertido en símbolo del duelo y el dolor, es una figura poderosa y entrañable. Pero es Geppetto, en toda su dulzura melancólica y trágica, el centro de un relato visual inolvidable.

En un año en que hubo hasta dos reinvenciones del cuento de Carlo Collodi, la de Del Toro muestra un subtexto de apreciable belleza que deslumbra. No solamente en su depurada técnica de Stop motion, sino también en su recorrido a través del espíritu humano desde cierta nostalgia lóbrega. Mucho más que cuento de hadas, el film es un relato de moral y sentido del bien que conmueve hasta las lágrimas.

El resultado en su conjunto es una obra madura, con varias capas de significado y profundo sentido de la emoción. También, es una celebración al sentido del por qué el cine insiste en contar historias, incluso tradicionales y bien conocidas. La profunda necesidad de un recorrido a través de lo emblemático que atraviesa lo emocional.


Halloween Ends

El final de la trilogía es un experimento narrativo con momentos altos y algunos confusos. En especial porque su director, David Gordon Green, no logra establecer qué desea narrar. ¿Se trata de un slasher que apunta hacia cierto tipo de terror elevado? ¿Una metáfora sobre el mal encarnado y su repercusión? Incluso ¿El poder del mal concebido como un elemento primigenio?

Nada está muy claro en esta obra con momentos mediocres y otros extraordinarios. Lo cierto es que la combinación sostiene una historia que se eleva en puntos asombrosos para analizar el origen de su propia mitología desde ángulos distintos. Se trata de una combinación arriesgada — y que, de hecho, no llega a funcionar la mayoría de las veces — pero que impulsa su identidad. Singular a niveles incómodos, este estudio sobre lo maligno escapa a explicaciones sencillas.

Al final, Hollywood Ends podría no ser la conclusión a la franquicia de terror que homenajea. Pero sí, una versión elaborada y bien construida sobre el tiempo, la maldad como elemento humano y la permanencia de la memoria. Una audacia argumental de enorme valor, en sus puntos más altos y un desatino inspirado, en los más bajos.


Jurassic World Dominion

Otra saga que llega a su final con más pena que gloria, pero dejando claro su poder considerable en audiencia y taquilla. El último — por ahora — recorrido de los dinosaurios por la Tierra, es un artefacto de nostalgia. Con el elenco original reunido con el más reciente, la película es una superpoblada despedida sin demasiado tino ni mucho menos, sustancia. Sin embargo, tiene el suficiente encanto para cautivar a dos generaciones de cinéfilos y concluir una larga aventura cinematográfica.

Por supuesto, la versión de Colin Trevorrow sobre el mundo imaginado por Michael Crichton es mucho menos icónica y poderosa que la de Steven Spielberg. Pero el cineasta logró narrar una perspectiva fresca que, además, recordó algunos puntos altos de la franquicia. Con más dinosaurios, personajes y una autoconciencia sobre su trascendencia cinematográfica, Dominion es un retrato de una época. También, una reflexión acerca de todas las formas como el cine puede sostener dimensiones distintas sobre el bien y la responsabilidad colectiva.

¿Un buen cierre para una saga fundamental en el cine? Solo el tiempo lo dirá. Por ahora, es un recorrido emocionante a través de parajes conocidos y queridos. Quizás, su mayor atributo.


Lightyear

Esta pequeña rareza de PIXAR tuvo que enfrentar una discusión que desnaturalizó su esencia e importancia. Tanto, como para que extraordinaria narración se convirtiera en un paso incómodo entre una polémica que le sobrepasó. Con todo, la historia de Buzz Lightyear (con la voz de Chris Evans), es una conmovedora exploración sobre la identidad y el tiempo.

También, los vínculos emocionales como parte de un matiz conmovedor sobre el individuo y entorno. Como digna heredera de la franquicia Toy Story, es también un recorrido emocional acerca de las motivaciones y las emociones. Todo construido bajo la inocente fachada de una gran historia de ciencia ficción.

Lightyear ciertamente no obtuvo el reconocimiento necesario. Mucho menos, el aprecio a una historia cuidadosa que rinde tributo al cine fantástico, a las grandes épicas espaciales, pero sobre todo, al amor. Pero aun así, es una pequeña obra de arte digna de ser considerada un paso en el lenguaje cinematográfico de PIXAR. A la vez, un obsequio a los fanáticos de todas las edades de su personaje principal. Sin duda, su mayor atributo.


Blonde

a adaptación de Andrew Dominik de la obra Joyce Carol Oates despertó malestar e irritó por su retrato melodramático y tendencioso sobre Marilyn Monroe. Pero esta recreación cruel del Hollywood dorado no es un biopic como tampoco, una fantasía. En mitad de ambas cosas, es un recorrido a través de la historia de una mujer canibalizada por la fama. A la vez, convertida en símbolo y destrozada por la celebridad. Todo, en medio de una experimentación visual y argumental que sorprendió por su tono barroco y a menudo incómodo.

¿Es Blonde una buena película? En realidad, más que un alegato sobre su calidad cinematográfica, el film necesita un análisis cuidadoso sobre su importancia como mensaje. Con su meticulosa reconstrucción sobre una época y la vida de una mujer emblemática, el film narra mucho más una historia.

Al mismo tiempo, es un cuestionamiento moral acerca de la mirada del cine sobre sus estrellas y una percepción sobre el poder. Todo, sobre los hombros de una Ana de Armas que deslumbra por su capacidad para humanizar a una figura que todavía resulta misteriosa en su fragilidad.


Smile

La gran película de terror del año sorprendió por su sencillez y su apego a los códigos del terror. Pero en especial, por la tensión de un argumento bien hilvanado que logra profundizar en el miedo desde una dimensión fría y dolorosa. La Opera Prima de Parker Finn, es un territorio de dolores, traumas, pero también, de un recorrido violento a través del miedo como elemento primario.

¿Qué nos asusta? Se pregunta el guion con elegante sobriedad. Pero más allá de eso, también analiza la cuestión de quienes somos a través del miedo, de los espacios oscuros de nuestra mente y lo que allí se esconde.

 Finn logró combinar todo a la vez para crear una puesta en escena cuidadosa, en la que la arquitectura del mal sostiene un lenguaje complicado. Sin embargo, Smile no olvida las convenciones del género al cual pertenece y lo subvierte, en un panorama inquietante y atmosférico que sorprende por su elegancia.

Doctor Stranger and the Multiverse of Madness

La secuela del éxito del 2016 de Scott Derrickson, decepcionó y desconcertó a partes iguales. La que se esperaba fuera una exploración asombrosa y total a través del multiverso, se conformó con ser una historia convencional sobre la lucha del bien y el mal. A pesar de los esfuerzos de Sam Raimi, el film no pareció abarcar todas las expectativas que despertó. De hecho, sus puntos más bajos son el anuncio de algo mayor, más elaborado y electrizante que jamás llegó a profundizar en pantalla.

Con todo, la película fue un paso experimental en el Universo Cinematográfico de Marvel que se agradece. Tanto, como para Raimi impusiera su estilo y su poder narrativo visual en varias de las escenas más recordadas.

Desde una Wanda Maximoff (Elizabeth Olsen) convertida en un monstruo imparable, hasta un Doctor Strange zombi sostenido por almas condenadas. Hubo todo tipo de análisis y reflexiones sobre lo que el multiverso podía ser, pero en específico, su espacio más oscuro y tenebroso. No impacto tanto como debía, pero sí, alcanzó un estatus de rareza dentro de la exitosa franquicia de superhéroes. Un punto a su favor que perdura como parte de un concepto mayor y más elaborado sobre el mundo superheroico.


Scream

La quinta parte de la franquicia de terror de Wes Craven, sorprendió por su frescura y su metalenguaje, convertido en su punto más interesante. Este regreso a la posibilidad del asesinato atroz en clave de crítica burlona, despertó discusiones. A la vez, se formuló la gran pregunta si la saga todavía tenía algo que ofrecer. Una cuestión que obtuvo respuesta inmediata en su imprevisible éxito de crítica y público.

Pero el film, también, dejó claro que la saga todavía tiene mucho que contar y profundizar. En especial, con su nuevo acento a un tipo de slasher levemente satírico. Uno que utiliza su propio universo para prosperar, crecer y elaborar un nuevo tipo de visión sobre el gore.

El nuevo capítulo de Scream refrescó el concepto base de la saga y dejó claro, que la idea de Wes Craven sobre el terror como elemento pop, perdura. Tal vez su mayor legado en una secuela divertida, cruel y disparatada que conquistó a los nostálgicos y a los nuevos fanáticos del terror.


El Menú

El chef Julian Slowik (Ralph Fiennes) es el amo de su mundo de ingredientes sofisticados y magníficos platillos exquisitos. Pero también, está convencido que el placer de comer tiene un sentido, un propósito y al final, simboliza una forma de retorcida redención. La premisa de la película no es sencilla, aunque sí, lo suficientemente profunda para asombrar. Pero más que eso es una rara visión de la violencia que se despliega a través de los símbolos del estatus y el poder en una época vanidosa como la nuestra.

El director Mark Mylod logró crear una de las puestas en escenas más impecables del año para narrar una historia angustiosa. Una que no revela sus secretos de inmediato y que lleva su narración a lugares inesperados en cada giro argumental.

Al final, la película es una muestra de buen hacer cinematográfico y un pulso elegante que elabora una versión durísima sobre la identidad moderna. La muerte, el placer, la vida y el miedo, todo se mezcla en una versión acerca de la belleza retorcida que sorprende por su peso y su oscuridad sugerida. Tal vez, la mejor película del año.


The Black Phone

Esta adaptación de un cuento de Joe Hill, es una demostración elegante de cómo el terror puede subvertir lo cotidiano en un escenario fatídico. Con dos historias que termina por colisionar, The Black Phone narra los horrores de un asesino en serie. Pero también, lo oscuro que se esconde en lo sobrenatural y lo fatídico.

La combinación, que en manos menos hábiles pudo haber resultado sin sentido y confusa, alcanza con Derrickson estatura de experimento narrativo. También, de complicada conjunción acerca del tiempo, el miedo, el dolor y la incertidumbre de la muerte.

Poco a poco, el film demuestra que el miedo no está más allá de las paredes domésticas. También, que lo extraordinario es un tipo de mirada a la naturaleza humana que construye algo más elaborado. Con un pulso admirable, Derrickson logra profundizar en las raíces del mal, sin olvidar el espectáculo sangriento de un thriller a toda regla. Un equilibrio preciso que sorprende por su elocuencia.


Black Panther: Wakanda Forever

La producción es la primera de la factoría Marvel que explora el hecho de la muerte de un personaje sin acudir a lo fantástico. Tal vez, el mejor homenaje que pueda brindarse a Chadwick Boseman. El director Ryan Coogler asme su pérdida desde lo realista, lo que brinda al film su primer gran triunfo narrativo.

En la película de Coogler, la desaparición física del rey es un hecho que sacude los cimientos de la vida en el reino ficticio. Al mismo tiempo, deja una huella profunda en cada uno de los miembros de su familia. Tanto como para que el ritmo y el tono de Black Panther: Wakanda Forever estén profundamente vinculados a sus primeras y dolorosas secuencias. Nada escapa del fallecimiento T’Challa. Pero, a la vez, la película es mucho más que un duelo respetuoso o una reflexión acerca de la pérdida. También es una mirada a la concepción misma del dolor.

Shuri (Letitia Wright) es un genio tecnológico que no pudo luchar contra lo inevitable. La muerte de su hermano pesa sobre sus hombros y convierte a la adolescente que fue en una mujer que tuvo que madurar deprisa. Pero, en lugar de mostrar los lugares comunes sobre el sufrimiento emocional, el guion de Black Panther: Wakanda Forever escoge escenarios espirituales sutiles. Su mayor triunfo.

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Aglaia Berlutti

Aglaia Berlutti es abogada, fotógrafa y escritora, ha dedicado buena parte de su trabajo profesional en ambas disciplinas a la profundizar en la iconografía femenina, con especial énfasis en la mujer que crea y la divinidad femenina. Actualmente se desempeña como profesora de Autorretrato, fotografía en Film e historia de la fotografía en Venezuela en la Escuela Foto Arte, fotógrafa independiente y editora en la revista dedicada a la temática del horror Penumbria de México.

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