Holidate y el humor contemporáneo.

La película Holidate de John Whitesell para Netflix se encuentra envuelta en una curiosa polémica: es el film que, según los medios especializados y algunas críticas conservadoras “no querrás ver con tus padres”. ¿Qué ha ocurrido con el humor en el cine?

La película Holidate de John Whitesell para Netflix se encuentra envuelta en una curiosa polémica: es el film que, según los medios especializados y algunas críticas conservadoras “no querrás ver con tus padres”. ¿Qué ha ocurrido con el humor en el cine? 

En 1998, Mary (Cameron Diaz) tomó la extraña sustancia que colgaba de la oreja de Ted (Ben Stiller) y se lo untó en el cabello, sin que él se atreviera a decir se trataba de nada más y nada menos que semen. La escena se convirtió en epítome del humor obsceno y encumbró a There’s Something About Mary de Peter y Bobby Farrelly en un clásico del absurdo, lo grotesco y lo incómodo.

La película fue la primera de una serie de films con un humor ofensivo e incluso repulsivo, que se convirtieron en un subgénero por derecho propio. Para los últimos años del siglo pasado, hacer reír era un asunto de chistes corporales, de mostrar de forma retorcida partes del cuerpo humano — sus fluidos y sonidos — y una colección de juegos de palabras subidos de tono. Todo en el empaque de bromas adultas y sexualmente francas, muy semejantes a las que cualquier grupo de viejos amigos se harían entre sí en medio de alguna fiesta con demasiado alcohol de por medio. 

Al año siguiente del estreno de There’s Something About Mary, el fenómeno llegó a su punto máximo con la primera parte de la saga de American Pie de Paul y Chris Weitz, en la que Jason Biggs entraba en la historia del cine luego de masturbarse en una incontrolable urgencia adolescente, con un Pie de Manzana, símbolo máximo del conservadurismo del país. La película causó revuelo, algunas críticas, pero en su mayor parte, también fue analizada como un fenómeno generacional. Tanto, como para generar una franquicia de 4 películas que se alargó hasta el 2012 y recaudó 989 475 386 dólares en total. 

Para el comienzo del nuevo milenio, el humor profano, blasfemo y ligeramente vomitivo seguía haciendo reír y llenando las arcas de Hollywood, como lo demostró la llegada en el 2016 de Borat: Cultural Learnings of America for Make Benefit Glorious Nation of Kazakhstan de Larry Charles, con el comediante británico Sacha Baron Cohen a la cabeza. La película desató un verdadero terremoto mediático al crear uno de los personajes más ofensivos de la historia reciente del cine y sacudir la moral norteamericana con un tipo de sátira retorcida, que terminó por desconcertar a buena parte de la audiencia. 

Durante meses, hubo comentarios sobre lo que se llamó una maniobra para “blanquear y normalizar” el racismo y el antisemitismo — aunque el humorista insistía que la intención de la película era todo lo contrario — y al final, el film se convirtió en una complicada mirada sobre la Norteamérica profunda que puso en tela de juicio, la capacidad del país para reírse de sí mismo. Borat — el personaje — dejó claro un punto sensible: el humor estadounidense estaba cambiando y se dirigía a un lugar por completo nuevo. Uno, además, en el que comenzaba a soportar la presión de una sensibilidad renovada por temas específicos que, sin duda, tendría consecuencias a corto y mediano plazo.

En el 2009, se estrenó The Hangover de Todd Phillips, que volvía a la fórmula del humor grotesco, vulgar y extravagante. Aunque carecía de la ofensiva ingenuidad de las películas de los Farrelly (su más cercano referente), Phillips logró crear una épica de humor desagradable, que, en esta ocasión, además, añadía una larga colección de chistes y referencias cruzadas a todo tipo de temas sensibles de los que se burló sin pudor. El resultado fue un resonante éxito de taquilla. 

No obstante, también hubo un notorio malestar alrededor del argumento, sus burlas a minorías, evidente misoginia y mirada sobre lo que se llamó el macho tradicional estadounidense, en una alusión a los personajes cuyas tropelías narraba el guion: solteros, acomodados y blancos. De hecho, el resto de las películas de la saga llegaron a promocionarse como “la manada regresa”, en una alusión al grupo de “tipos corrientes” en medio de salvajes correrías que retrata el argumento. Hubo nuevos señalamientos y para el estreno de la tercera parte de la franquicia en el 2013, ya había una considerable incomodidad alrededor de su estreno y el tipo de humor que la película mostraba. 

Sin duda, el humor en el cine estaba cambiando. Y tanto, como para que comenzara el fenómeno de las disculpas públicas por bromas de mal gusto en argumentos cinematográficos. Para el comienzo de la segunda década del milenio, era evidente que bromear era un negocio de cuidado. Pero en el último lustro, el fenómeno se ha hecho incluso más evidente. ¿Se ha perdido el humor en Hollywood?

La incomodidad y el humor. 

A la película Holidate de John Whitesell, protagonizada por Emma Roberts y Luke Bracey se le ha llamado la película “que no deberías ver con tus padres”. ¿El motivo? su humor sexual y escatológico. Estrenada en Netflix el 28 de octubre de 2020, la comedia, en la que dos extraños acuerdan pasar juntos las vacaciones para hacerse compañía es también, un regreso al humor retorcido, grotesco y vulgar que, por años, fue un subgénero por derecho propio en el cine estadounidense. 

El guion, cargado de diálogos sexualmente explícitos, burlones juegos de palabras ofensivos y en especial, un notorio énfasis en la burla repugnante, se ha convertido en un pequeño fenómeno que demuestra que lo humorístico en la meca del cine es un asunto controvertido o al menos, uno que resulta lo suficientemente incómodo para hacerse preguntas sobre cómo se percibe el humor en la actualidad. 

La película ha motivado un moderado debate sobre lo que se considera divertido — o no — en la actualidad. En esencial, el film protagonizado por Luke Bracey como Jackson y Emma Roberts como Sloane, es una larga sucesión de chistes que abarcan desde la felación, material fecal, el miedo contemporáneo a la soledad y una multitud de tópicos dispares, la mayoría de las veces explicados entre comparaciones con fluidos corporales, burlas crueles hacia minorías y otras tantas formas de humor repulsivo que en los noventa causaron furor, pero en la actualidad provocan una considerable incomodidad.

¿Puede ser Holidate un termómetro sobre el cambio del humor en el cine? al menos, si lo es sobre la tolerancia del público a cierta forma de sátira y burla. También en octubre, la segunda parte de Borat llegó a las pantallas del canal por suscripción streaming Amazon Prime Video y todavía, hay una amplia discusión sobre la forma en que Sacha Baron Cohen trajo su clásico personaje a una época mucho más estricta, dura y cuidadosa acerca del humor retorcido. Holidate parece estar incluida bajo la misma discusión y a la vez, abrir un espacio para preguntas más o menos preocupantes relacionadas con lo que hace reír en la actualidad. ¿El humor debe renunciar a su ingrediente en esencia provocador? 

La carcajada y el absurdo.

En febrero, el cómico británico Ricky Gervais decía al periódico español El Mundo que ”El humor tendría que ser como tirarse un pedo en el funeral de un niño”, en una forma bastante escandalosa de intentar analizar qué hace que nuestra cultural, mucho más conservadora y cuidadosa de los temas de los cuales se burla, está ejerciendo un peso considerable sobre lo que hace reír. El comentario se une a otros tantos sobre lo humorístico en la actualidad, una discusión en la que Gervais ha tenido mucho que decir. El 8 de enero de este año y después de enfrentar una de sus habituales polémicas, Gervais escribió en Twitter las tres ideas a través de las cuales debería entenderse la cualidad de la risa contemporánea: 

1.- Señalar sin más que alguien es de izquierdas o de derechas no implica ganar la discusión.

2.- Si un chiste es lo bastante bueno, cualquiera puede disfrutarlo.

3.- No todas las cosas tratan sobre ti.

4.- El simple hecho de que estés ofendido no significa que tengas razón”.

(Puedes ver el Tweet aquí

El humor de Holidate parece tener una inmediata relación con lo que Gervais propone más arriba. Aunque una buena parte de la crítica desechó a la película sin más por su incapacidad para hacer reír o ser incluso, sólo una comedia romántica, el debate continúa acerca de la incomodidad que provoca escuchar a sus personajes principales ser en esencia, irritantes, chocantes y desagradables. Algo, que hace dos décadas era común — y resultaba atractivo — y que ahora mismo, parece provocar una reacción anómala, más relacionada con la sensibilidad moderna que con el tipo de humor que muestra el guion del film. 

Por supuesto, Holidate es también la habitual parodia involuntaria a la comedia romántica, como las populares “Isn’t it Romantic” y “They Came Together”, pero, además, es un recordatorio del hecho que está ocurriendo una evolución aun sin nombre — o calificación — dentro de la forma en que se comprende el humor en la actualidad. Desde la escena que un personaje pierde un dedo en un accidente ridículo, un episodio escatológico de alto calibre en el primer interludio romántico hasta todo tipo de metáforas sobre el cuerpo y sus olores, Holidate es una inocentada risible y grotesca sin mayor trascendencia. Lo que en realidad la hace relevante va más allá de la película por si misma: ¿Qué nos hace reír en la actualidad? y ¿qué refleja eso sobre nuestra cultura? Preguntas incómodas sin respuesta. 

Aglaia Berlutti

Aglaia Berlutti es abogada, fotógrafa y escritora, ha dedicado buena parte de su trabajo profesional en ambas disciplinas a la profundizar en la iconografía femenina, con especial énfasis en la mujer que crea y la divinidad femenina. Actualmente se desempeña como profesora de Autorretrato, fotografía en Film e historia de la fotografía en Venezuela en la Escuela Foto Arte, fotógrafa independiente y editora en la revista dedicada a la temática del horror Penumbria de México.

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