Navidad del pasado, del presente y del futuro…

Navidad del pasado, del presente y del futuro…

Cuando uno ve ciertas expresiones de la actual navidad caraqueña no resulta difícil identificarse y hasta tener simpatía por Ebenezer Scrooge ese antipático personaje de Charles Dickens que despreciaba la navidad.

Cuento de Navidad como se le conoce en español es una historia que se ha llevado al cine muchísimas veces, empezando con un corto de 5 minutos del cine mudo de 1901, otra versión de 17 minutos también muda y la primera del cine norteamericano de 1910, recuerdo la versión interpretada por Bill Murray en 1988  que se aleja de los esquemas clásicos y va en tono de comedia, hasta la última versión de 2022, Spirited interpretada por Ryan Reynolds y Will Ferrel, una película con un discurso bastante posmoderno que combina la comedia y el musical en un guion que  presenta otro punto de vista sobre Scrooge.

En mi infancia la navidad era una fiesta básicamente familiar y colegial con las patinatas en las que me sentía un as, los cantos de aguinaldos y gaitas, la construcción del nacimiento, el adornar el arbolito, las típicas comidas: el pan de jamón, las hallacas, la torta de frutillas, la de chocolate que sigue siendo mi favorita y poco más. El día culminante era el 25 de diciembre cuando amanecíamos con los regalos del niño Jesús.

Ya en la adolescencia y después en la universidad la navidad era fiestas con los amigos, en una casa o en otra o ir a trasnocharse en la calle con el pretexto de la misa de gallo a la que casi nunca llegaba, patinatas callejeras, alcohol según lo que prefiriera el grupo: vino, ron, cerveza, etc. y algún intercambio de regalos.

También había eventos como el amanecer gaitero y otras fiestas parecidas a las que nunca fui porque no me llamaban la atención ya que a mis arrogantes veinte años me parecían más bien vulgares.

En mi versión de Cuento de Navidad, empezaría con el fantasma de Jacob Marley interpretado por Carlos Andrés Pérez advirtiéndonos de sus errores y los nuestros, para el fantasma de la navidad pasada creo que le daría ese papel a Simón Díaz, ese ser tan optimista que con sus cantos nos mostraría lo felices que éramos sin darnos cuenta.  

No puedo expresar lo entrañable que me resultan esos recuerdos de la navidad pasada, gaitas y gaiteros incluidos al compararlos con el marketing institucional y el no institucional que en este 2022 decreta la navidad desde octubre y forra las palmeras de la avenida Bolívar de luces led o atiborra el rio Guaire a la altura de Las Mercedes de colgajos de luces más que procaces, repugnantes.

Esta es la navidad presente donde las diferencias sociales se han profundizado tanto que mientras unos revisan la basura en la misma avenida Bolívar en Las Mercedes otros compran televisores de cinco mil dólares o no saben si decidirse entre perfumes de Dior o de Chanel en una tienda de moda al más puro estilo Kardashian.

Lo más insólito es que un gobierno que se define como socialista, bolivariano y anticapitalista monte un video en YouTube con la inauguración de la navidad y de fondo la melodía de ^We wish you a Merry Christmas^ y lo mismo se repite en videos de Valencia, Valera o La Guaira. 

No sé, podían haber puesto El Burrito Sabanero.

Resulta que el contraste entre la ambientación gubernamental y la participación de una ciudadanía que parece decir ^esto es lo que hay^ es digno de un análisis sociológico.

Para el fantasma de la navidad presente hay muchos candidatos disponibles y dejo a elección del lector al político que peor le caiga o si prefiere puede recrear el cuento varias veces y cambiar de interprete para este fantasma de la navidad presente todas las veces que alguno de ellos le cause disgusto, lo que me temo pasará más de una vez. En fin, escoja usted al que le parezca el peor o el más malo que la lista no es corta.

La navidad presente muestra a una sociedad y a una generación apartada de la inocencia necesaria para asumir una fiesta como la navidad y sus implicaciones históricas, porque más allá de que uno sea cristiano o no, el espíritu de la navidad apunta a  reconocer la bondad en la humanidad así como su capacidad de amor y solidaridad con el prójimo, a estas alturas tengo que reconocer que no estoy muy convencida de que esas cualidades estén muy presentes en la sociedad venezolana actual, de corazón espero estar equivocada pero por lo pronto dudo que podamos encontrar el espíritu de la navidad entre tanto escepticismo y la postura social del ^yo arreglo mi problema y que los demás arreglen el suyo como puedan^ actitud por demás comprensible frente a situaciones sociales tan complicadas como las que presenta este país desvencijado.

No deja de ser pintorescamente ridículo ver al chofer del autobús con su sombrerito rojo de Santa Claus y a todos los pasajero con la cara enfurruñada, algunos de ellos también con su sombrerito de Santa, cada cual con sus intereses y sus preocupaciones pensando cómo hacer para pagar esto o lo otro y llegar a fin de año. Cada pasajero esperando a ver si el del puesto de al lado se baja para estar más cómodo dentro de la incomodidad y ese no veo, no oigo, no digo, hasta que alguno estalla y muestra su furia en una sarta de insultos llenos de groserías frente a las risotadas del resto. Es la paradoja cotidiana de los que recorremos este país.

No se diga más, Scrooge somos todos, soy yo, es mi vecino, es la señora del quiosco, es el panadero, el médico, la maestra y un largo etcétera de gente harta del mal vivir. ¿Logrará el fantasma de la navidad presente mostrarnos lo que somos y lo que deberíamos cambiar? 

El fantasma de la navidad pasada debe mostrarnos a los venezolanos lo que tuvimos, lo que derrochamos, lo que no valoramos y por eso lo perdimos. El fantasma de la navidad presente nos muestra nuestra ruina actual producto de nuestras malas decisiones como sociedad y eso hay que enfrentarlo para poder corregirlo.

El fantasma de la navidad futura no tiene rostro definido, me resulta una audición difícil, es un casting complicado, me debato entre el niño Jesús, cupido y los tres angelitos de Fiorucci para que cualquiera de ellos y en alegoría al porvenir que representan los niños que nos muestren el futuro posible.

El fantasma de la navidad futura debería enseñarnos a corregir los errores del pasado y del presente, a tomar mejores decisiones y construir un futuro distinto, más responsable y acorde con una sociedad más solidaria y empática. 

Ojalá el fantasma de la navidad futura nos traiga un regalo de conciencia y aprendamos los ciudadanos de esta tierra a entender lo que somos, lo que tenemos que cambiar, lo que tenemos que mantener y cómo cuidarlo.

Que aprendamos a desarrollar propósitos que nos hagan un país próspero, venturoso, floreciente. Que el fantasma de la navidad futura nos muestre el camino del emprendedor que es capaz de innovar y producir todo lo que hace falta para tener una sociedad más justa, más equilibrada y feliz.

Hay que recuperar la esperanza propia de la navidad, esperemos que el fantasma de la navidad futura nos ayude con eso, nos haga entender y cambiar, nos haga ver la posibilidad de hacer las cosas de manera diferente y nos decidamos a construir un futuro definitivamente mejor.

Por lo pronto llegó la navidad, se acabó el 2022 esperemos que el fin de año sea lo más agradable posible para cada uno de nosotros y que el 2023 sea mejor que los últimos siete.

Amanecerá y veremos…

Feliz navidad y próspero año nuevo.

La imagen de la portada es creada por Guillermo Amador en Midway.