La semana pasada recibí el ataque de un hacker que se robó mi cuenta de Whatsapp y debo decir que caí como una verdadera incauta y quedé completamente alterada ante el suceso porque inmediatamente empezaron a enviarle mensajes a mis amigos y familiares solicitando transferencias de dinero argumentando las más variadas razones, generalmente asociadas a un problema urgente. Todo por mensajes de texto: que si me caí, que si choqué, que si un análisis médico, esos temas resultaron los favoritos. También resultaban favoritos los amigos en el extranjero con la consabida solicitud en dólares por supuesto.
La piratería ha existido posiblemente desde siempre, la que nos resulta más familiar a los que superamos los 50 es la que conocimos por televisión o por el cine, la piratería de corsarios y navegantes por lo general ingleses que surcaban el Caribe buscando el oro de los españoles o en épocas más recientes la de los piratas aéreos que secuestraban aviones con el argumento político del resentido social y no dejemos de lado a los piratas actuales que asaltan contenedores, tanqueros y pesqueros principalmente cobrando rescate por el secuestro de barcos, tripulación y mercancías.
Esa piratería física, real, llena de sudor y sangre pudiera decirse que tiene su avatar en los piratas informáticos, aunque sin duda estos últimos son mucho más versátiles y vario pintos que los que surcan los océanos porque el ciberespacio se pierde en lo infinito.
El asunto es que ahora con esta nueva manera de conectar con el mundo, con este nuevo sentido que deja de lado al sentido común y nos hace concentrar los otros cinco en ese ser mágico, inteligente y super dotado que es nuestro teléfono celular, objeto imprescindible de nuestro día a día, no nos es posible superar sin sufrimiento las 24 horas del día.
Así que por nuestro apego un tanto enfermizo a las redes caemos todos.
Los entendidos definen a los hackers, esos piratas informáticos como unos seres de inteligencia superior, brillantes y capaces de acceder a los sistemas de la NASA o el Pentágono para robar datos de alto valor, sin embargo me cuesta imaginar a quien se robó mi cuenta de Whatsapp como un genio experto en redes y sistemas de computación, lo veo más cercano al pirata pata de palo con el parche en el ojo que como el pícaro personaje de obra shakesperiana busca timar a cualquier tonto que como yo, pueda conseguir desprevenido.
Buscando saber más del tema de las estafas informáticas, los conocedores describen varias situaciones, algunas de la cuales me han resultado increíbles, empezaré por estas últimas.
La primera, dado mi escepticismo, es el fraude romántico. No logro entender que alguien caiga en este timo, pues parece que mujeres y hombres se dejan atrapar por la ilusión de un romance por internet y terminan desembolsando cantidades considerables de dinero a parejas virtuales a las que no han visto en su vida, nunca han estado frente a frente, no es que no estén al tanto de su imagen, es que no saben cómo huelen, como caminan, el verdadero tono de su voz, como es la intensidad de su mirada, etc., etc.
Los casos han sido documentados, la policía de varios países ha detectado y advertido sobre este tipo de estafas donde hombres o mujeres de distintos lugares del planeta se dedican a contactar por lo general hombres o mujeres preferiblemente de cierta edad para empezar un encuentro romántico a distancia, vía online por sus teléfonos y después que ya han entrado en confianza solicitan sumas de dinero por algún problema repentino como una operación quirúrgica o una hipoteca vencida y la gente cae en esa estafa romántica, es que incluso vi una noticia en la que un hombre había establecido contacto con una mujer diciéndole que era Brad Pit y la señora se lo creyó ¡se lo creyó! y le mandó dinero porque este Brad Pit falso le dijo que necesitaba pagar cualquier cosa y no tenía efectivo…¡oh my god!
De verdad que yo a esta gente no la entiendo, sencillamente no han superado emocionalmente la edad de 6 años, supongo que aún esperan la llegada de Santa, el Niño Jesús o los Reyes Magos.
Otro caso parecido es el de usted se ha ganado un premio, a diario miles de correos basura llegan a las cuentas de todos pidiéndonos contestar una oferta maravillosa o avisándonos de un premio en dólares o que nos hemos ganado un viaje o una infinidad de cosas más.
El incauto cae en el juego, responde esos correos o esas llamadas telefónicas y se va enredado en un sinfín de artificios, llegando incluso a transferir dinero a terceros para pagar los gastos de envío.
Una variante de esto es conocida como Smishing aquí también el estafador o el hacker se vale de un mensaje de texto aparentemente inofensivo, como un juego en línea para ganar un premio como un electrodoméstico, un viaje de fin de semana o una entrada a un concierto, la gente cae en el juego y comienza a dar datos cada vez más personales quedando expuestos y vulnerables, esperando la llegada de las entradas, el electrodoméstico o el boleto pero lo que consiguen es que accedan a sus cuentas y les roben su dinero.
Es que no terminamos de aprender que lo gratis no existe.
Otra estafa que me llamó la atención es la estafa nigeriana. Aquí ya cambiamos de la categoría del incauto a la del que cree que sabe hacer negocios y es más vivo que nadie, el rolo de vivo que se las sabe todas.
A esta gente la convencen de transferir un dinero para un negocio redondo prometiéndoles a cambio una ganancia muy superior a lo invertido y lo que pasa es que caen redondos en la estafa.
Se llama nigeriana porque fueron ellos los que la clasificaron en su código penal.
Revisando los tipos de estafas encontré otras más pensadas, más serias, en estás los estafadores han planificado más sus acciones y debemos estar atentos o podemos caer fácilmente.
La de los pagos en línea es más compleja porque los hacker por alguna vía han detectado que pagas facturas sistemáticamente, por ejemplo de servicios y te contactan con un correo o un mensaje de texto diciendo que hay un cambio en la plataforma y que los pagos se están realizando mediante otra cuenta o te dicen que tu pago no llegó apropiadamente y que lo vuelvas a hacer ya que el anterior quedará reversado. Este tipo de estafa es más difícil de detectar y si nos sucede alguna vez desconfiaremos cada vez que vayamos a hacer un pago, lo que se torna muy estresante en un mundo como en el que vivimos donde cada vez más tenemos que manejarnos online para muchas de nuestras transacciones como pagos de servicios, matrículas, boletos de viaje, compras con montos de más de cuatro cifras, pago de impuestos, etc.
Una modalidad de estafa aplicada sobre todo a compañías es la del secuestro de datos estos hacker si son más organizados y entran en otro nivel pues cual piratas piden rescate para devolverle a las compañías datos fundamentales para su funcionamiento que han secuestrado.
Tal vez recuerden el caso del secuestro de datos que paralizó a la compañía JBS productora de carne en los Estados Unidos.
Dentro de esta categoría de secuestro de datos puede incluirse a los que infectan con Malware que es un software malicioso que los hackers infiltran en las computadores para robar datos, el más conocido es el troyano mediante el cual entran en la computadora generan una llave de acceso a nuestros datos y hacen con ellos lo que les convenga.
En otros casos ya mas dignos de un estudio psiquiátrico hay hackers que simplemente por joderle la vida a la humanidad o porque van de super héroes creen que infectando las bases de datos de compañías o grupos que consideran abusivos con la sociedad logran venganza y redención.
También están los adolescentes o de mentalidad adolescente que lo hacen por diversión y de estos hay que reconocer que si suelen ser mentes brillantes con alto desarrollo tecnológico pero poco desarrollo en moral y cívica.
En este caso de los Malware las recomendaciones para bloquearlos son muy cuesta arriba porque las formas de acceso son muchísimas especialmente hoy en día que para poder acceder a cualquier información ya sea de noticias, científica, de arte o comercial y también a los juegos online, todos tenemos que aceptar las insufribles cookies.
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Por último me referiré al Phishing y al Spoofing, ambas estafas consisten en suplantar la identidad de alguna empresa o compañía para estafar a las personas, en una de estas fue que caí yo de la manera más pendeja. Recibí una supuesta llamada de mi compañía telefónica porque estaban actualizando el sistema, me dieron mi nombre y mi apellido, mi número de teléfono y me enviaron un número código que yo como la más tonta del planeta repetí en voz alta, los hackers inmediatamente me robaron la cuenta de Whatsapp, lo demás ya se los narré al principio y se los cuento esperando que los alerte y eviten que les pase algo parecido porque no se a ustedes pero a mí lo que me quedó más herido fue el ego.
Aparte es necesario entender que este tipo de estafa al menos aquí (en Venezuela) no tiene reclamo posible, intentar denunciar este delito termina siendo frustrante e inútil.
Unos genios de la informática no creo que sean los que se dedican a robar cuentas de Whatsapp, Facebook o Instagram, más bien me imagino a un par de ladrones chancletudos sin franela y barrigones estafando a todos los que estando ocupados trabajando y tratando de que haya un mínimo de civismo en este país nos olvidamos por un momento de que la delincuencia sigue su curso cotidianamente y nos acecha.
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