Aglaia BerluttiLa maldición del Hombre Lobo de Michael Giacchino es un experimento afortunado. No solamente es el triunfo visual y de argumento más resonante de Marvel en el año 2022. También, es el primer gran paso de Marvel hacia un terreno más oscuro y experimental.
En La maldición del Hombre Lobo de Michael Giacchino, Jack Russell (Gael García Bernal) tiene una misión. Una que deberá cumplir, en medio del acecho de una cofradía de cazadores de monstruos. En la noche más oscura, asediado por peligros y en persecución de una criatura potencialmente asesina. Para el personaje, lidiar con lo terrorífico no es el mayor ni el principal de sus problemas. Lo que se esconde entre las sombras que le rodean, es mucho más amenazante y violento de lo que podría suponer cualquiera que le rodea.
Mientras, debe lidiar con su propia y misteriosa naturaleza, que pulsa en su interior como un mecanismo a punto de estallar. Jack, no es únicamente un hombre. Tampoco, una criatura inexplicable. De alguna forma, se encuentra entre ambas cosas, en medio de un espacio que se abre con dificultad hacia su conciencia. Este nuevo antihéroe de “La casa de las ideas”, debe luchar con mucho más que un enemigo al acecho o letal. A la vez, deberá hacerlo contra sí mismo.
Cada fragmento de historia, se incorpora en pequeños diálogos explicativos y escenas extrañamente fragmentadas a un argumento más sólido. Poco a poco, el film cuenta su historia y el director tiene la suficiente habilidad para que no opaque a la de su personaje principal, que se insinúa apenas. Bloodstone, un célebre cazador de monstruos, falleció, pero su legado sigue vivo.
De modo que, para heredar no solo la gema que lleva su nombre, sino también, su jerarquía deberá pasar una prueba. Esa no es otra que cazar un monstruo en un complejo extravagante en que un monstruo de naturaleza desconocida espera ser cazado. El primero que lo haga obtendrá no solo un nuevo rango, sino el reconocimiento de sus iguales.
La mera premisa supera, por mucho, cualquier otra de la fórmula de Marvel hasta ahora. Pero la producción — el primer especial temático del estudio— hace mucho más que profundizar en un lugar novedoso del universo de la saga. Al mismo tiempo, toma un riesgo considerable en osadía visual y argumental. También, en la brillante capacidad de la producción, para narrar una historia en lo que podría interpretarse como una cápsula de conceptos novedosos.
Un hombre lobo perdido entre un mundo de superhéroes
Marvel, que este año atravesó críticas por su capacidad para mantener la imaginación y frescura de sus propuestas, tomó la decisión de un cambio radical. Desde el apartado visual hasta la forma de contar la historia en pantalla. Todo en La maldición del Hombre Lobo, es un recorrido por un terreno inexplorado para la franquicia.
El film va del blanco y negro a toques de color. Al final, culmina en un juego de tonos que homenajea a producciones de terror de la década de los sesenta. Todo, en medio de una construcción envolvente en la que las referencias son pequeños fragmentos de información que se interconectan entre sí. El guion, levemente irónico y conciso, va directo al grano.
Desde la ya tradicional presentación de Marvel, que cede su espacio a una siniestra en claroscuro, el mensaje es inmediato. Giacchino busca sorprender. Lo logra, en la capacidad de La maldición del Hombre Lobo, para sostener a su premisa en una corta visión sobre un mundo más amplio. Con una narración rápida, es la historia de origen de un antihéroe, pero a la vez, explora el estrato sobrenatural de Marvel.
Lo hace sin detenerse en explicaciones excesivas o puntos elaborados. Giacchino está más interesado en mostrar hasta que punto el mundo de Marvel puede ser flexible y narrativamente estimulante. De modo que intenta contar la historia de este hombre lobo enigmático, que a la vez es un rehén de su condición. Jack busca de un propósito más elevado. Pero tiene pocas herramientas para lograrlo. Si a los héroes del estudio, les correspondió contar cómo accidentes científicos y prodigios inexplicables les hacía extraordinarios, Jack recorre otro camino.
Garcia Bernal interpreta al clásico Jack Russell (en su versión que le vincula a un origen mexicano), con buen humor y un fino instinto para la ironía. Pero también, hace algo más. Brinda una profunda cualidad sensible a una criatura que, por necesidad, debería ser violenta y despiadada. Sin embargo, Giacchino juega con las piezas del guion Will Spencer con buen sentido de una elegante sátira. La maldición del Hombre Lobo, es mucho más un homenaje — al cine de terror, a las pequeñas excentricidades de Marvel — que una aventura. Esa es, quizás, su mayor fortaleza.
En la noche se desliza el horror
La maldición del Hombre Lobo deja un mensaje claro. Atrás quedaron las épicas de superhéroes llenas de símbolos del bien o con un trasfondo épico. Giacchino imprime una personalidad dinámica, por momentos dura y casi siempre sorprendente, a un relato que abarca varias líneas argumentales a la vez. Pero también, abre la puerta a una historia más densa, complicada y extraña, que promete un universo más rico para Marvel y sus personajes.
Como bien muestra la presentación, los superhéroes tienen la misión de defender el mundo del hombre. Sin embargo, ¿qué ocurre con lo inexplicable? La Maldición del Hombre Lobo deja claro que “La casa de las ideas” sabe que su público cambió, también su mensaje. Sin duda, el mayor aporte de este recorrido rápido por la alegoría, el misterio y un nuevo antihéroe. Todo, desde la visión extravagante de la oscuridad convertida en un propósito real para una criatura en busca de su identidad.
Todas las marcas mencionadas en este artículo son propiedad de sus respectivos dueños, la imagen de la portada es propiedad de Marvel. Los videos insertados desde YouTube son propiedad de sus respectivos creadores.
Add comment